Adolescencia, etapa crítica del desarrollo

Los antropólogos han documentado los ritos
 de transición como ceremonias simbólicas,
 un cambio de nombre o un reto que el
 adolescente tiene que vivir durante la pubertad.
La transformación que sufre una persona para convertirse en adulta es bien conocida en todas las culturas del mundo. Esta transición, tal como en otros períodos del desarrollo, está sensiblemente marcado por el tipo de cultura y la época histórica que se vive. En consecuencia, podemos afirmar que un adolescente de la época actual es sustancialmente diferente (en cuanto a sus características de desarrollo y habilidades adaptativas) que un adolescente de hace más de 400 años.

La pubertad, allá por el siglo XVII o XVIII, llegaba mucho más tarde que en la actualidad, entre los 15 y 16 años de edad. Hoy día, los muchachos alcanzan su pubertad antes de los 13 años. Este fenómeno es también un indicador del inicio de la adolescencia.

La lentitud con la que se da la transformación durante la adolescencia es otro factor significativo en las sociedades modernas occidentales o industrializadas. En civilizaciones primitivas, los períodos de maduración son mucho más corto.
En estas civilizaciones los muchachos alcanzan la adultez plena entre los 16 y 17 años. Estas diferencias pueden explicarse en función de la complejidad que ha alcanzado cada sociedad. Así, por eje, en una sociedad poco desarrollada económicamente, resultaría ciertamente más fácil alcanzar las cualidades o características necesarias para cumplir con las expectativas de vida que se espera de un adulto normal en comparación a una sociedad económicamente desarrollada.

Así, encontramos que en las sociedades modernas, el período de la adolescencia es mucho más largo que en las primitivas debido, por un lado, a la temprana aparición de la pubertad, y por otro, a la necesidad de adaptarse a una socio-economía mucho más compleja, que requiere mayores habilidades y educación para lograr el nivel de autonomía propio de un adulto. De ahí, los procesos biológicos y sociales se vean separados por varios años, lo que dura el período actual de la adolescencia.

En la actualidad, la adolescencia se puede subdividir en tres períodos: temprano (entre los 10 y 14 años), intermedio (entre 14 y 16 años) y tardío, que termina cuando se adquieren características sexuales de la adultez y termina el crecimiento.

El primer período coincide con el grado académico de la secundaria o preparatoria. Durante este período se experimentan los cambios propios de la pubertad (aparición de las características sexuales secundarias), y se busca cierta igualdad social con otros adolescentes de la misma edad así como alcanzar una mayor madurez cognitiva.

En el período intermedio es el momento en que comienza la búsqueda de la propia identidad. Los compañeros de la misma edad adquieren un papel preponderante, y se dirimen las posiciones sociales dentro del grupo en general.

Durante el último período de la adolescencia ya se ha adquirido una idea de la propia imagen, gustos y preferencias en cuanto a intereses ocupacionales o personales. Aquí es cuando se toma la decisión (idealmente) de la carrera o profesión que se piensa seguir, o la forma en cuanto al estilo de vida que se llevará durante la edad adulta.

La adolescencia, por lo general, es asociada a un período de locura y destrabe, sin embargo algunos estudios longitudinales sugieren que la adolescencia no coincide necesariamente con una época de “borrascas y tensiones”, como lo creía G. Stanley Hall. Más bien se sostiene que la adolescencia es una época de borrascas y tensiones únicamente si la sociedad hace que lo sea. Por tanto, si la sociedad facilita el tránsito de la niñez a la edad adulta, la adolescencia no será necesariamente tumultuosa o conflictiva.


REFERENCIAS

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