No cabe duda que el estrés es un
factor con la capacidad de alterar nuestro estado emocional,
pensamiento, fisiología, y en general, toda nuestra homeostasis
corporal (equilibrio interno).
Muchas investigaciones se han centrado
en las funciones cognitivas por ser estas unas facultades que nos
conectan y nos adaptan al mundo social.
Bajo el efecto de estrés, nuestro
pensamiento puede tornarse confuso, nuestra memoria volverse
olvidadiza y nuestra concentración puede deteriorarse o no ser tan
buena como desearíamos.
Pero también hay que aludir al contenido,
por ej, del pensamiento, que puede volverse negativo y pesimista
cuando empezamos a preocuparnos por cosas sin importancia
(hiper-atención a los detalles) o empezamos a auto-evaluarnos de
forma negativa.
La manera en que el estrés excesivo
deteriora el funcionamiento cognitivo es limitando nuestro foco de
atención. Y mientras más estrés experimentemos menor será nuestra
capacidad de atender como quisiéramos las exigencias de la tarea. En
tanto hay un aumento de la atención auto-dirigida (cuando ponemos
más atención a nuestras propias habilidades y desempeño en lugar
de ponerla en la tarea en cuestión), también empezamos a poner más
atención en otros aspectos del ambiente que no se relacionan con la
tarea o el propósito principal. En otras palabras, nuestra mente
empieza a divagar.
La mente empieza a llenarse de
pensamientos relacionados con fracaso, preocupación y duda, en
detrimento de nuestra calidad de desempeño. Probablemente empecemos
a recordar situaciones no muy agradables del pasado (pensamientos
intrusos) o incluso hagamos predicciones catastróficas de los
resultados. Y lo catastrófico, como una profecía, llegará de forma
garantizada si seguimos en esa situación.
Los atletas, por ej, según observó
Baumeister
(1984) “los atletas se rinden bajo la presión (estrés),
porque se cohíben demasiado y se distraen de su rendimiento.” Otro
elemento de deterioro cognitivo lo aporta Janis (1982), quien apunta
que el exceso de estrés afecta la calidad en la toma de decisiones.
Tomar una decisión implica una búsqueda activa de información
pertinente y una cuidadosa evaluación de cada una de las
alternativas. El estrés entorpece estas facultades y las personas
tienden a adelantarse en sus decisiones antes de tomar en cuenta los
pormenores. Algo así como “apurando la tarea” y pasando por alto
detalles importantes.
¿Por
qué algunas personas pierden la memoria a corto plazo con la edad,
mientras otros no se ven afectados?
Un nuevo estudio encontró una
importante relación entre la hormona cortisol del estrés y los
problemas de memoria a corto plazo.
Aunque el cortisol es la hormona
natural que se expresa cuando estamos estresados para ayudarnos a
enfrentar situaciones difíciles, con el tiempo, su efecto a largo
plazo puede ser perjudicial para la memoria a corto plazo.
Este es el primer estudio que vincula
una exposición de cortisol a largo plazo con problemas de memoria a
corto plazo.
El estudio, dirigido por Anderson
y cols. (2014) de la Universidad de Iowa y publicado en el
Journal of Neuroscience,
encontró que los niveles elevados de cortisol fueron asociados con
una pérdida de la sinapsis en el prefrontal,
una estructura importante para el funcionamiento de la memoria a
corto plazo.
Los hallazgos se
basaron en estudios con ratas de 21 meses, un equivalente a 65 años
en el hombre.
Los niveles de
corticosterona de las ratas fueron medidos. Luego se colocaron en un
laberinto en forma de T para obligarlas a recordar en cuál dirección
encontrar el alimento.
Como era de
suponer, algunas ratas olvidaron cuál dirección escoger después de
una breve demora, de la misma forma que decae la memoria a corto
plazo humana después de algunos minutos. No obstante, aquellas ratas
con un nivel más elevado de corticosterona fueron más propensas al
olvido. Las ratas con niveles más bajos de corticosterona tuvieron
un 80% de aciertos, mientras que aquellas con niveles altos de esta
hormona tuvieron sólo un 58%.
Al momento de
examinar los cerebros, se encontró que las ratas más estresadas y
olvidadizas tenían un 20% menos de sinapsis en el cortex prefrontal,
sugiriendo esto que la causa de pérdida de memoria a corto plazo
es debida al estrés sufrido.
Cuando se
compararon los resultados de las ratas mayores con las jóvenes, el
desempeño de las ratas mayores con un menor nivel de corticosterona
fue casi tan bueno como el de las ratas jóvenes. Esto quiere decir
que la edad per se no es un factor relacionado precisamente en la
perdida de memoria a corto plazo. No se puede decir lo mismo de
aquellas ratas con niveles altos de hormonas de estrés. Estos
hallazgos pueden explicar entonces por qué algunas personas de
avanzada edad presentan un deterioro dramático de la memoria
mientras que en otros no es tan marcado dicho declive.
El
exceso de estrés puede llevar a la pérdida irreversible de la
memoria
La
pérdida de memoria puede ser la consecuencia, tal como se demostró
en el estudio anterior, de un exceso de cortisol.
Después
de haber demostrado estos hechos en animales, investigadores
españoles lo demostraron en humanos empleando resonancias
magnéticas.
La investigación fue realizada por el Centro de Investigación
Biomédica en Red de Enfermedades Raras (Ciberer) y el Hospital de
Sant Pau de Barcelona.
La
evaluación se llevó a cabo en dos grupos con 18 participantes cada
uno. El primer grupo estuvo conformado con personas diagnosticadas
con el Síndrome
de Cushing,
(una enfermedad que se caracteriza por generar un exceso de cortisol
en el cuerpo), el segundo grupo fue de control, conformado por
personas sanas, sin diagnóstico alguno.
Los
investigadores descubrieron que las personas afectadas presentaban
una reducción significativa en la materia
gris,
una zona del hipocampo relacionada con la memoria que daba como
resultado una pérdida de memoria.
Según la investigadora Eugenia Resmini, “el hecho de que los
pacientes estuviesen ya curados demuestra que el daño causado por
el exceso de la hormona del estrés es irreversible...”
Los
resultados demostraron que la presencia de demasiado cortisol en el
cerebro produce una reducción de la materia gris del hipocampo, lo
que explica la pérdida irreversible de memoria. Se sugiere también
una evaluación para comprobar el daño que puede causar el estrés
cotidiano, así como el empleo que hacen algunas personas de fármacos
glucorticoides, como la cortisona, que son antiinflamatorios y que
imitan la acción del cortisol.
Artículos
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REREFENCIAS:
Choking under pressure: self-consciousness and paradoxical effects of incentives on skillful performance
Janis,
I. (1982). Decision making under stress. In L. Goldberg & S.
Breznitz (Eds.), Handbook of Stress:
Theoretical and Clinical Aspects
(pp. 69-87). New York: Free Press.