Intimidación escolar por ser distinto


El bullying escolar es una forma de violencia psicosocial que afecta profundamente la autoestima, el desarrollo emocional y la percepción del yo en niños y adolescentes. Este artículo explora sus causas, consecuencias y estrategias de afrontamiento.

El rechazo como antesala del acoso

En el ecosistema escolar, el rechazo no siempre nace de una diferencia objetiva, sino de prejuicios sociales, imitaciones inconscientes o deseos de control. Basta una figura dominante para activar la lógica del chivo expiatorio: el grupo necesita señalar a alguien como “el otro” para consolidar su identidad colectiva. Las etiquetas —el raro, el feo, el genio, el introvertido— no describen a la persona, pero sí la excluyen del grupo.

Aunque los programas educativos intentan abordar el bullying escolar, sus raíces suelen estar en el hogar y en los medios de comunicación. La escuela reproduce, más que origina, los valores que los niños ya han interiorizado en su familia. Por eso, la prevención requiere una mirada sistémica que incluya a las familias y a la cultura que los rodea.

El silencio como síntoma

Muchos niños y adolescentes no verbalizan el acoso que sufren. El “no tengo ganas de ir” o “me siento mal” puede esconder miedo, vergüenza o la creencia de que denunciar solo empeorará la situación. El silencio en este caso no es pasividad, sino una estrategia de protección que debe ser interpretada con cuidado.

Dinámicas del acoso y sus efectos psicológicos

El bullying puede ser sutil o explícito, físico o verbal, pero siempre erosiona la seguridad interna. Las víctimas pueden desarrollar baja autoestima, retraimiento, ansiedad, síntomas psicosomáticos y dificultades escolares. La intensidad del daño depende del tipo de personalidad, el apoyo recibido y las estrategias de afrontamiento disponibles.

Estrategias de afrontamiento saludables

  • Hablar con un adulto de confianza es el primer paso. La denuncia no es debilidad, sino autocuidado.

  • Evitar reaccionar emocionalmente frente al acosador puede disminuir su gratificación psicológica.

  • Actividades como el ejercicio físico, el arte o incluso el humor pueden ayudar a canalizar la rabia sin violencia.

  • Aprender técnicas de defensa personal o practicar yoga puede fortalecer la autoconfianza sin fomentar la agresión.

  • Si los síntomas persisten, es fundamental consultar a un profesional de salud mental.

Conclusiones

El bullying escolar no es un fenómeno aislado, sino una expresión de dinámicas sociales más amplias. Para enfrentarlo, se requiere una mirada ética, empática y estratégica que reconozca la vulnerabilidad sin patologizarla. La intervención debe ser comunitaria, no solo individual. Y sobre todo, debe partir del reconocimiento de que todos —víctimas, testigos y agresores— están inmersos en un proceso de construcción de identidad que merece ser acompañado con respeto y cuidado.

Palabras clave

Bullying escolar / Rechazo social / Autoestima / Vulnerabilidad / Estrategias de afrontamiento

Referencias