Problemas de identidad sexual en la niñez

La identidad sexual es el sentido que adquiere una persona, generalmente a muy corta edad, de si pertenece al grupo de los hombres o al de las mujeres. Además es también un rasgo importante en la formación y desarrollo de la personalidad incipiente del infante.

Una vez establecida, la identidad sexual resulta por demás difícil de revertir, aunque no imposible. He aquí el problema que enfrentan muchos padres de familia al ver que sus hijos persisten en una conducta que no es aceptable socialmente según su rol sexual asignado.

Niños con problemas de identidad sexual

Como generalmente ocurre con cualquier trastorno mental, en el trastorno de la identidad sexual existe un marcado nivel de ansiedad y angustia por parte del infante que lo padece. En el caso de
un niño, por ejemplo, surge un rechazo o escaso interés en adoptar papeles propios de su sexo, como los deportes competitivos (fútbol, lucha, etc.) y juegos no violentos (coches, trenes, aviones), que son típicos de los niños. En lugar de eso, prefieren adoptar roles que son característicos de las niñas como el juego con muñecas barbies o de papá y mamá en donde optan por el rol de la mamá.

Cuando un niño se identifica fuertemente con el sexo contrario por lo general manifiesta marcado interés y preocupación por las cosas que hacen las mujeres o las niñas. En este sentido, pueden sentirse atraídos por usar vestimentas femeninas (de su madre o hermana), y en caso no la tenga al alcance pueden fabricarla ellos mismos empleando toallas, pañuelos de cuello o delantales para representar faldas o pelo largo (APA, 1996). También es característico en estos niños el que busquen compañía femenina, principalmente en su escuela, en donde sus amistades más íntimas son las niñas, con quienes pueden hablar los temas de sus compañeras y jugar sus juegos, lo que en muchas ocasiones llama la atención de sus compañeros hombres creando rechazo y enemistades.

Los padres de familia tienden a preocuparse cuando escuchan el deseo de su hijo de convertirse en una mujer cuando sea mayor, o de querer ser como una niña. Dependiendo la forma y la situación esto puede crear sentimientos encontrados y despertar enojo, frustración o rechazo por parte de los padres. Sin embargo, no es aconsejable ver este tipo de situaciones arrebatadamente. Aún se están realizando estudios de por qué algunos niños empiezan a tener estas preferencias, y la forma de conducir el problema debe tomarse con calma y suficiente tiempo.

Niñas con problemas de identidad sexual

Las niñas que presentan este problema muestran reacciones negativas intensas hacia los intentos por parte de los padres de ponerles ropa femenina o cualquier otra prenda de mujer. Algunas llegan a negarse a ir a la escuela o a reuniones sociales donde sea necesario llevar este tipo de prendas. Prefieren la ropa de niño y el pelo corto; a menudo la gente desconocida les confunde con niños, y piden que se les llame por un nombre de niño.

Sus héroes de fantasía son muchas veces personajes masculinos fuertes, como superhéroes hombres o cantantes de rock pesado. Estas niñas prefieren tener a niños como compañeros de escuela, con los que pueden practicar deporte, juegos violentos y juegos propios para niños. Muestran poco interés por las muñecas o por cualquier tipo de vestido femenino o actividad relacionada con el papel de la mujer.

Las niñas que padecen este trastorno rehúsan en ocasiones orinar sentadas en la taza del retrete. Pueden explicar que poseen o que se dejarán crecer un pene y rechazan los pechos o la menstruación. Pueden también asegurar que crecerán para ser un varón. Estas niñas revelan una identificación con el otro sexo muy pronunciada en los juegos, los sueños y las fantasías (APA, 1996).

Adaptabilidad

El malestar y la discapacidad de los niños con un trastorno de la identidad sexual se manifiesta de diferente manera a lo largo de la vida. Por lo general el malestar se manifiesta por un descontento patente hacia su sexo. La preocupación por transvestirse interfiere a menudo con las actividades cotidianas. En los niños mayores el fracaso en establecer amistades y habilidades propias de individuos del mismo sexo a menudo conduce al aislamiento y a malestar generalizado; a veces rehúsan asistir a la escuela debido a las burlas y confrontaciones con sus compañeros (APA, 1996).

Sin embargo, a pesar de que un niño o niña puede presentar esta lista de síntomas, no siempre eso quiere decir necesariamente que el niño o niña tiene un problema de identidad sexual. Con frecuencia, los padres no se dan cuenta en qué grado su propio comportamiento contribuye a la conducta de sus hijos. Por ejemplo, cuando una madre le dice a su hijo lo gracioso y divertido que se ve "disfrazándose" de mujer puede, en realidad, estar alentando esa conducta (Sarason y Sarason, 1996). Puede ser muy discutible esta explicación al proceso, aunque en algunos casos es factible. En todo caso, para que sea realmente un trastorno de la identidad sexual debe existir no sólo una sintomatología bien definida sino un marcado malestar, por parte del infante, con su propio sexo. Este tipo de malestar, a veces generalizado, así como una pobre adaptación social, académica o emocional es imprescindible para el correcto diagnóstico de un trastorno de esta naturaleza. Si el niño en particular carece de estas características no será posible aplicar diagnóstico semejante.

No es suficiente el juego de roles del sexo contrario para designar a un niño con problemas de la identificación sexual. Así, por ejemplo, el hecho de que una niña le guste el fútbol y forme parte de un equipo no es motivo suficiente para creer que sufre del trastorno de identidad sexual, así como tampoco lo es el hecho de que un niño prefiera socializar con sus compañeras mujeres a la hora del recreo. Los roles sexuales hoy en día están mucho más generalizados que en épocas pasadas y las personalidades andróginas son ahora populares, probablemente a lo conveniente que han resultado para la vida práctica.

En función a esto, a pesar de los avances en el estudio de las prácticas sexuales, surgen dudas serias sobre qué tan inadaptado es cierto tipo de comportamiento. Los niños que representan papeles poco apropiados para su sexo en las etapas iniciales de su desarrollo quizá abandonen este comportamiento al crecer. La niña "marimacha" o el niño "amanerado" de cinco años tal vez sólo estén pasando por un período pasajero en el que simplemente exploran el ambiente para descubrir su verdadera identidad sexual. Y es por eso que se debe mantener la cordura y proceder con cautela procurando dejarle espacio suficiente al infante sobre sus preferencias. 

La cero tolerancia por parte de algunos padres ante dicho comportamiento puede crear mas daño que beneficio al desarrollo natural del niño. Es aconsejable, en todo caso, consultar con un especialista de confianza antes de actuar en consecuencia.

Aquí un tema interesante a tomar en cuenta:


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