Cómo se desarrolla la preferencia sexual

La orientación sexual es una dimensión compleja de la identidad humana que ha sido objeto de múltiples interpretaciones científicas, sociales y éticas. ¿Por qué algunas personas se sienten atraídas por el sexo opuesto y otras por el mismo sexo? Esta pregunta ha generado teorías que van desde explicaciones biológicas hasta enfoques socioculturales, muchas veces teñidas de prejuicios o simplificaciones. Este artículo propone una revisión crítica de los principales modelos explicativos, con énfasis en el enfoque genético, sin perder de vista la diversidad de trayectorias y la necesidad de matizar afirmaciones deterministas.

Enfoques científicos sobre la orientación sexual

Existen dos grandes líneas de investigación que intentan explicar el desarrollo de la orientación sexual:

  • El enfoque neurohormonal o neuroendocrinológico, que estudia el impacto de niveles hormonales atípicos durante el desarrollo prenatal y puberal.

  • El enfoque de comportamiento genético, que analiza la influencia hereditaria y ambiental en la orientación sexual (Ramos-Monsivais, 2023).

Este artículo se centrará en el segundo enfoque, reconociendo que ambos pueden aportar elementos complementarios.

¿Genética o entorno? Un falso dilema

Algunos investigadores sostienen que la orientación sexual está determinada genéticamente desde el nacimiento. Otros afirman que se trata de una construcción social o una elección personal. Sin embargo, la evidencia sugiere que no existe una única causa: factores biológicos, psicológicos y ambientales interactúan de manera compleja (Cerpa-Reyes, et al. 2023).

Estudios como el de Bailey y Pillard (1991) sobre gemelos idénticos mostraron que si uno de ellos es homosexual o bisexual, hay un 50% de probabilidad de que el otro también lo sea. Esto ha llevado a estimaciones que sitúan la influencia genética entre el 30% y el 70% (Ramos-Monsivais, 2023). No obstante, estos datos deben interpretarse con cautela: correlación no implica causalidad, y los estudios genéticos no pueden explicar por sí solos la diversidad de experiencias humanas.

Críticas a los modelos tradicionales

Investigaciones como la de Bell et al. (1981) cuestionan los enfoques psicodinámicos y conductuales, al no encontrar evidencia sólida que relacione la orientación sexual con:

  1. La calidad de las relaciones entre padres e hijos.

  2. Experiencias traumáticas o poco comunes con personas del sexo opuesto durante la infancia.

Además, se observó que la inconformidadcon el género en la niñez —como niñas que juegan béisbol o niños que juegan a la casita— puede estar asociada a una mayor probabilidad de orientación homosexual, pero no constituye un predictor confiable. Muchos hombres homosexuales fueron típicamente masculinos en su infancia, y una proporción significativa de hombres heterosexuales mostró inconformidad con los roles de género tradicionales (Ramos-Monsivais, 2023).

Hacia una comprensión más inclusiva y ética

Aunque algunos estudios sugieren que la orientación sexual podría tener bases biológicas, es fundamental evitar conclusiones apresuradas. La investigación retrospectiva —basada en recuerdos adultos de la infancia— presenta limitaciones metodológicas importantes (Boxer y Cohler, 1989; Savin-Williams, 1990).

Más allá de los modelos explicativos, es urgente promover una mirada que reconozca la diversidad sexual como parte legítima de la experiencia humana. La educación, la salud mental y las políticas públicas deben incorporar esta perspectiva para construir sociedades más inclusivas (Cerpa-Reyes, et al. 2023; Cobo, et al. 2024).

Conclusión: complejidad, respeto y apertura

La orientación sexual no puede reducirse a una fórmula genética ni a una narrativa única. Su desarrollo involucra múltiples factores que interactúan de forma dinámica y singular en cada persona. Reconocer esta complejidad es clave para evitar estigmas, promover el respeto y acompañar procesos de autoaceptación desde una ética del cuidado y la inclusión.

Referencias