Hass y Stafford (1998) publicaron un estudio en el que presentaron un primer examen del mantenimiento del comportamiento de relación (relationship maintenance behaviors) utilizado por parejas gay y lesbianas para prolongar su estado íntimo de relación como pareja. El estudio replica el método de encuesta abierta utilizado por Dainton y Stafford en 1993 para explorar el comportamiento de mantenimiento de las parejas heterosexuales. En general, los hallazgos cuestionan suposiciones comunes como las diferencias que existen en las relaciones a largo plazo entre parejas homosexuales y heterosexuales.
El estudio en el mantenimiento de relaciones románticas se ha centrado más que nada en la población heterosexual, por lo que poco se sabe del tema con respecto a otras poblaciones de individuos (Haas & Stafford, 1998). Las primeras investigaciones de relación íntima con poblaciones gays y lesbianas han mostrado una tendencia a ver estos grupos como una forma de desviación y psicopatología en comparación a la "norma" establecida por el grupo heterosexual, y en consecuencia, los hallazgos han sido sesgados y mal interpretados por los expertos. A pesar de esto, ahora se sabe que muchos de los comportamientos de gays y lesbianas para mantener la relación de pareja son los mismos que emplean las parejas heterosexuales.
Existen dos suposiciones que prevalecen, entre muchas otras, sobre el tipo de relación que puede haber entre gays y lesbianas. Una de ellas es que los gays y lesbianas fracasan en lograr establecer relaciones significativas a largo plazo. Una suposición que no encontró soporte frente al estudio realizado por McWhirter y Mattison (1982), quienes comprobaron que las relaciones formales de hombres gay tienen una duración media de 8.7 años. Esta cifra es comparable con la obtenida por la NCHS (National Center for Health Statistics, 1995) en 1989 y 1990, que indica una media de 9.2 años de duración en parejas heterosexuales.
La segunda suposición sostiene que la mayoría de gays y lesbianas mantienen una relación de pareja no-monógama, asunción que apoya la incondicional premisa del comportamiento promiscuo adjudicado por tradición a estos grupos. Sin embargo, esto contrasta con los descubrimientos de Berger (1990) y Peplau (1991), quienes indicaron que la mayoría de las parejas gays y lesbianas adoptan la monogamia como valor prioritario y condicional en la relación. Incluso, Mendola (1980) encontró que el 83% de lesbianas en su muestra afirmaron tener un tipo de relación exclusivamente monógama. Fitzpatrick et al. (1994) reportó resultados similares, y Kurdek y Schmitt (1986) no encontraron diferencia en el grupo de muestra entre homosexuales y heterosexuales con respecto al apego diádico, es decir, la relación de compromiso. Adicional a esto, Peplau y Cochran (1981), y Lewis et al. (1981) encontraron que tanto gays como lesbianas buscan establecer una relación a largo plazo por las mismas razones que lo hacen los heterosexuales, a saber: amor, compromiso y camaradería.
A pesar de todos estos hallazgos, las relaciones íntimas de gays y lesbianas no son aceptadas normalmente en la sociedad occidental, y sus experiencias de discriminación legal y social difieren, a veces en grado significativo, de los grupos heterosexuales. Esto explica por qué Dailey (1979) encontró que parejas del mismo sexo punteaban más alto en "cohesión diádica" (solidificación de relación) que las parejas de sexo cruzado (heterosexuales). La hipótesis de Dailey sostiene que ese efecto se debe a que los gays y lesbianas invierten más esfuerzo en sus relaciones para superar la carencia de reconocimiento legal y aceptación social.
Es importante destacar que dentro del grupo de gays y lesbianas surgen algunas conductas de mantenimiento "únicas" tales como "salir del clóset" siendo pareja dentro de una red social y el buscar apoyo moral en otros gays y/o lesbianas del entorno como medio para fortalecer esa relación frente al estigma social; situación que no ocurre en las parejas heterosexuales. Este tipo de comportamientos de relación íntima —según Hass y Stafford— parece tener particular relevancia para las parejas gays y lesbianas por el hecho de pertenecer a un grupo estigmatizado, y es, dentro del ámbito comportamental, una de las pocas diferencias en comparación al grupo heterosexual.