¿Qué es comportamiento anormal?

Psicológicamente hablando, todos los seres humanos
somos raros en algún sentido. Esto se debe a que
todos, básicamente, somos distintos unos de otros.
"Es peor estar enfermo del alma que del cuerpo, ya que aquéllos que padecen del cuerpo sólo sufren, pero aquéllos que padecen del alma sufren y hacen daño."
Plutarch, Moralia en:
Affections of Soul and Body, año 95 a.C.

Un comportamiento anormal es un comportamiento que la mayoría de las personas no llevan a cabo por una u otra razón. Desde este punto de vista podemos decir que el "comportamiento anormal" es subjetivo y tendrá que ver más con la norma que con la capacidad de adaptación.

Un sujeto puede maniobrar una bicicleta mientras camina por la cuerda floja. Su comportamiento es anormal porque la mayoría de personas no lo hace. Sin embargo, es normal al mismo tiempo porque, dado el caso, es justamente lo que hace el malabarista para ganarse la vida. De la misma forma alguien puede introducirse espadas enteras por la boca sin hacerse daño, o quebrar una serie de ladrillos con la cabeza sin sufrir heridas graves. Todos estos son comportamientos anormales debido a su baja ocurrencia estadística. Sin embargo, cuando nos referimos a un comportamiento anormal aludimos básicamente a dos criterios: a) que es raro dentro de la población, y b) que es indeseable o inapropiado para las circunstancias.

Psicológicamente hablando, todos los seres humanos somos raros en algún sentido. Esto es debido a que todos, básicamente, somos distintos unos de otros. No obstante, al mismo tiempo, somos parte de un grupo, que puede ser minoritario o mayoritario. Por eso, la clasificación científica es un método práctico que ayuda a entender mejor el gran abanico de las diferencias individuales.

Se calcula que un 25% de la población norteamericana posee un trastorno mental de algún tipo (según la National Institute of Mental Health). Este grupo es minoritario en comparación a la población en general, y por lo tanto es correcto hablar de una anormalidad. Pero el rango y variabilidad que existe en relación a las enfermedades mentales no sólo es muy amplio sino depende del significado, es decir, de la descripción que se le de a cada enfermedad mental.

Por ejemplo, sentir ansiedad no es sinónimo de enfermedad mental, aunque hay muchas afecciones psicológicas que tienen la ansiedad como síntoma esencial. Todos hemos experimentado la ansiedad, lo cual no implica que todos tengamos un problema psicológico. Entonces debemos hablar de grados, y esto hace más subjetiva la definición. Existen personas que van al doctor por creer tener una enfermedad mental aunque esta se presente en un grado mínimo o sea sólo imaginaria. Pero también sucede lo contrario, personas con niveles elevados de ansiedad o depresión que se adaptan a su estilo de vida y continúan en su labor sin buscar ayuda porque consideran que siempre ha sido así y no creen necesario recibir ayuda profesional. En consecuencia, la anormalidad del comportamiento no sólo es un criterio subjetivo, sino también multidimensional, y hay que destacar que no todos tenemos los mismos niveles de sensibilidad para detectar un problema psicológico.

Lo mismo ocurre cuando el comportamiento anormal se relaciona con la moral de una población determinada. Bajo este criterio resulta muy difícil llegar a un acuerdo sobre qué es anormal y qué no, ya que la moral no sólo cambia de población a población, sino de familia a familia, e incluso de un individuo a otro.


Para no alargar más la presentación, porque de hecho es un tema muy extenso, debo decir que el comportamiento anormal es, básicamente, una actitud que interfiere con el funcionamiento (rendimiento) diario e involucra un pensamiento, un sentimiento y un comportamiento físico, y que tiene por consecuencia un deterioro en la capacidad adaptativa de la persona, justamente en aquellas habilidades necesarias para llevar la vida que desea o que en algún momento ha logrado. Hay una deficiencia evidente que algunas personas pueden notar, tales como un estado de ansiedad incontrolable, o de depresión, o en los hábitos, o de humor. Si este fuera el caso, la recomendación es acudir con un profesional e investigar juntos los motivos y posibles soluciones a esa ineficiencia, apocamiento o emoción desadaptada.