¿Debo decirle a mi pareja sobre mi aventura sexual?

Tal vez usted no quiera terminar la relación, pero
 tampoco querrá engañar todo el tiempo a la
 persona que ama y hacer que crea que le es fiel.
Digamos que usted ha engañado a su pareja. Ha tenido una aventura con otro hombre o mujer y eso es todo. No importa por qué lo hizo, ni si estuvo bien o no. Aunque eso es importante, no es el motivo fundamental de preocupación. Suponiendo que usted quiere que su relación continúe, la pregunta que debe enfrentar es: ¿Qué debo decirle?

Tendemos a ser un poco reacios con los códigos éticos ya establecidos, pero en situaciones como estas lo más apropiado es darle un vistazo al manual. Las relaciones humanas se basan en códigos fundamentales que hacen posible el alcance a la felicidad individual y colectiva. O al menos eso pretenden.


¿Qué pueden decir la moral filosófica sobre un tema como este?

El utilitarismo (Wikipedia: teoría según la cual la mejor acción es aquella que produce las mejores consecuencias para la mayor cantidad de personas) recomendaría decirle a su pareja sólo si desea crear felicidad en todos los involucrados, en lugar de mantenerlo en secreto. Puede parecer algo simple, pero la verdad es que involucra un sinnúmero de factores, algunos relacionados con las personas implicadas, otros sobre los efectos que tendrá la decisión a lo largo del tiempo, lo cual siempre va a ser una incógnita.

Entonces, si se lo dice a su pareja, ¿cómo va a tomarlo? ¿Podrá el agradecimiento de su honestidad compensar la decepción y enfado de su pareja? Confesar puede hacerlo sentir mejor o no, pero ¿justifica el daño que le hace (más allá del daño implícito), y considera su felicidad después de lo que hizo?

Por si eso no fuera suficiente, el utilitarismo le pediría que considerara a todas las personas involucradas, lo cual puede incluir a amigos, familiares y posiblemente a los niños. ¿Cómo serán afectados y qué consecuencias habrán a lo largo del tiempo? Y si no confiesa, ¿qué consecuencias habrán si el asunto es revelado por un tercero?

El utilitarismo es bueno para simplificar las cosas, hacer comparaciones de lo bueno y lo malo, y tomar en cuenta el daño (económico o psicológico) de todos los afectados. Pero cuando el problema moral es más complicado y abarca a varias personas, hay incertidumbre de las reacciones emocionales y ramificaciones impredecibles de comportamiento futuro, al final va a plantear más preguntas que respuestas.

Ética deontológica

La deontología toma como objeto de estudio los fundamentos del deber y normas morales (Wikipedia). Esta escuela le pediría a usted evaluar la moralidad intrínseca del secreto en lugar de sus consecuencias por confesar. Tiene la ventaja de eludir todas las contingencias que participan en el enfoque utilitarista, como la manera en que su pareja tomaría la noticia y lo que pasaría con su relación en el futuro. Sin embargo, no simplifica mucho las cosas en realidad, ya que la moral que implica decir la verdad no es tan clara como parece.

Mientras que la mentira se considera incorrecta, tampoco hay deber ni obligación para decir la verdad, más bien guardar silencio, y cualquier requerimiento dependerá de la situación particular. Si su pareja le pregunta directamente sobre su aventura, usted tendría la obligación de decir la verdad, tomando en cuenta que su pareja tenga suficientes razones para suponerlo. Pero si nunca le pregunta al respecto, será difícil sostener que la revelación voluntariosa sea moralmente obligada.

No obstante, la deontología parece ofrecer una solución simple en blanco y negro a los dilemas morales, que evitan la difícil determinación de costos y beneficios. Pero cuando realmente profundiza en cuestiones de bien y mal, termina siendo casi tan complicado y arraigado en las características específicas de la situación como el utilitarismo.

Ética de la virtud

La ética de la virtud se centra en el carácter moral más que en acciones, por lo que habría de preguntarse lo que una persona virtuosa haría en su situación. Por supuesto, una persona virtuosa probablemente no habría tenido un romance casual, pero eso no significa que usted no pueda empezar a practicar la virtud desde ahora.

Teniendo en cuenta que ha tenido un romance, ¿qué haría entonces una persona —de ese tipo de personas que usted quisiera ser— con buen carácter moral? ¿Una persona virtuosa puede ser honesta, incluso a costa de perjudicar a otras personas que ama y arriesgando su relación, o podría ser alguien que guarde discreción, sufriendo internamente con el tormento de lo que ha hecho, en lugar de enfocar sus esfuerzos en mejorar su relación y evitar repetir los mismos errores? Difícil de decir, ambas suenan bien y ambas parecen virtuosas a su propia manera.

Sin una base sólida de lo que se considera virtuoso —y en lo que ni siquiera los grandes especialistas están de acuerdo— es difícil imaginar la respuesta directa de un virtuoso en esa situación.

Entonces, ¿qué se debe hacer al enfrentar la decisión de decirle o no a su pareja sobre la aventura? Al parecer, las tres escuelas básicas de la ética, según Mark D. Blanco (filósofo de la Universidad de Staten Island, CUNY), no parecen ser de mucha ayuda. Todos los enfoques llegaron a la conclusión de que el adulterio en sí mismo es inmoral, pero parecen más ambiguos cuando se habla de la confesión de una aventura.

Sugerencias

Pregúntese a sí mismo: ¿Qué tipo de relación quiero? Lo más probable es que desee una relación basada en la confianza, en la que la intimidad emocional y física pueda desarrollarse seguramente. Esto no significa que cada uno de los integrantes no pueda tener algún secreto o que deba decir todo lo que le venga a la mente. Sin embargo, hay que decirse las cosas importantes, esas cosas que se esperan saber, las cosas que son relevantes para establecer la relación y que también tienen el poder de afectar la esencial confianza en la que se basa la relación.

Por supuesto que es difícil notificar a su pareja sobre un romance. Es difícil porque sabe que a él o a ella le va a doler, y es difícil porque puede destruir su relación. Y es difícil porque, además, se está revelando un fracaso personal, algo que puede avergonzarlo y hacer que su pareja piense más que usted. Pero mírelo de esta manera: usted ya traicionó a su pareja y ha comprometido su relación. Estos hechos nunca van a desaparecer, sin importar lo que le diga a su pareja. No obstante, la confesión de su situación es el primer paso para reparar el daño que se ha causado a usted mismo(a).

Por otro lado tal vez piense que puede enterrar el secreto, nunca resolver el problema y repetir incluso su hazaña, y centrarse momentáneamente en lo que puede hacer para mejorar su relación. Aunque sólo usted sepa de sus movidas, su relación va a estar basada en fundamentos agrietados. Sólo usted puede decidir qué tipo de relación desea realmente. Por respeto a su pareja, será necesario mostrarle también a él o a ella las grietas causadas, porque sólo entonces podrá empezar a ser una relación sincera.


Por supuesto que está el caso en que su pareja ya no quiera continuar con la relación después de haber conversado. Pero no es aconsejable mantener el romance en secreto sólo para "salvar" la relación, no es justo para su pareja y sólo logrará preservar una relación falsa y agrietada, y que inevitablemente va a tener consecuencias. Deje que su pareja sea la que tome esa decisión. Tal vez usted no quiera terminar la relación, pero tampoco querrá engañar todo el tiempo a la persona que supuéstamente ama y hacer que crea que le es fiel. La culpa, si la tiene, lo va a carcomer poco a poco desde adentro.