Phyllis Siegel (de pie) y Connie Kopelov (77 y 85) primera pareja gay en casarse en Nueva York |
Un estudio publicado recientemente en la revista American
Journal of Public Health (Wight, LeBlanc, Vries & Detels, 2012) ha
demostrado que el estrés experimentado por personas mayores homosexuales por
pertenecer a una minoría sexual, así como el estrés relacionado con el
envejecimiento, puede ser contrarrestado significativamente por el hecho
de verse reconocidos y representados legalmente dentro de un estado
matrimonial.
El estudio se basó en una serie de cuestionarios auto-aplicados
y administrados en 2009 y 2010 a 202 homosexuales varones entre los 44 y 75 años
de edad e identificados como VIH-negativos y VIH-positivos. Los individuos
estudiados fueron una sub-muestra de los participantes en un estudio más general
realizado en la UCLA (Universidad de California, Los Ángeles) por
el Multicenter AIDS Cohort Study, una de los estudios más importantes y
antiguos en la historia natural del VIH/SIDA de los Estados Unidos.
Los resultados demostraron que tanto el estrés que padecen las minorías
sexuales (asociado a discriminación o a la pérdida de amigos por VIH) como el
estrés relacionado con el envejecimiento (independencia y preocupaciones
financieras) y la situación precaria laboral, puede ser aminorado parcialmente
por una sensación de dominio personal, y/o por el tener una
unión de hecho estable. Sin embargo, la red de protección más
significativa para estas minorías de adultos fue el hecho de verse
reconocidos por una autoridad y estar legalmente casados con su
pareja.
Otros estudios
relacionados
Esta relación entre un buen estado de salud mental y la aceptación legar
del matrimonio gay ha intrigado a otros investigadores. Tal es el caso de la
Dra. Pamela J. Lannutti (2011), quien afirma que las personas LGBT que han
logrado un reconocimiento ante la ley de su relación como parejas casadas
presentan una mayor sensación de seguridad en sí mismas y un mayor
sentido de reconocimiento. Muchas investigaciones previas que se han
dedicado a examinar los cometidos de relaciones entre personas del mismo sexo
sugieren numerosas similitudes con las relaciones heterosexuales (Lannutti,
2007). Así, por ejemplo, se han encontrado similitudes en el ámbito de los
celos, atracciones y restricciones de compromiso, y comportamientos para
mantener la relación. No obstante, también existen diferencias significativas a
observar, así por ejemplo una marcada estigmatización hacia las parejas del
mismo sexo, y una falta de institucionalización matrimonial, ambas estas,
obviamente, con las que ningún matrimonio heterosexual debe lidiar (Patterson,
Ciabattari & Schwartz, 1999).
La forma en que influencia un reconocimiento legal del matrimonio entre
personas del mismo sexo desde el punto de vista de las personas LGBT es
considerable. Primero que nada hay un impacto en la forma de ver y comprender la
relación romántica, haciendo que las relaciones existentes se perciban como más
reales y concretas, y que impulsa al mismo tiempo el deseo de conseguir un
compañer@ más auténtico y apegado a las condiciones actuales (Lannutti,
2007).
En Julio de 2011, la American Journal of Public Health publicó un estudio en el que dio a conocer cuáles han sido los efectos que tienen las leyes de matrimonio gay en el uso y gastos de la atención médica. El estudio, dirigido por Mark L. Hatzenbuehler y cols. (2011), empleó un método cuasi-experimental en el análisis de datos de 1.211 pacientes masculinos homosexuales y bisexuales de un centro comunitario de salud en Massachusetts, EEUU. Los resultados mostraron que 12 meses después de la legalización de matrimonios del mismo sexo en ese estado (aprobación realizada el 18 de nov. de 2003), los pacientes presentaron una disminución estadísticamente significativa con una reducción del 13% en las visitas de atención médica y atención de salud mental, y un 14% en los costos del cuidado en salud mental (más de $340.00 promedio por paciente), en comparación a los 12 meses antes del cambio de ley.
La reducción en los costos y búsqueda de atención profesional para
trastornos de hipertensión, depresión y problemas de ajuste disminuyó no sólo en
las parejas beneficiadas por la nueva ley sino también en aquellos individuos
que incluso no contaban con una pareja. "El grupo de lesbianas —dijo
Hatzenbuehler— no fue incluido en el estudio debido a que la muestra de
participantes no era lo suficientemente grande."
Aunque el estudio de los efectos psicológicos que conlleva el
reconocimiento legal de parejas del mismo sexo ha recibido considerable atención
en los últimos años, sabemos muy poco todavía sobre los efectos que conlleva
este reconocimiento legal y social en la comunidad mundial LGBT. Por este motivo
nos vemos en la necesidad de recopilar más información y llevar a cabo más
investigaciones relacionadas. No obstante, es válido —según lo analizado hasta
ahora— llegar ya a una simple y llana conclusión: el
reconocimiento legal-social del matrimonio LGBT conlleva en términos generales a
un estado psicológico significativamente más estable y duradero entre las
parejas, e incluso, en aquellas personas que no cuentan con una.