Masturbarse es bueno, rico y barato. Pero cuidado, porque masturbarse en exceso puede denotar un comportamiento compulsivo, señal de ansiedad. Es como el alcoholismo, nadie juzga a alguien por tomar una cuantas copas, pero la situación se torna diferente cuando tomar es una necesidad.
En los años 60's, un médico pensaba que la masturbación era causa de
trastornos físicos y mentales. Podía provocar una serie de problemas que iban
desde el crecimiento de vellos en la palma de las manos hasta la demencia. No
obstante, de haber estado en lo cierto, la mayoría de nosotros emplearía guantes
para cubrir nuestras velludas manos, ya que la masturbación es una de las
actividades sexuales más practicadas a lo largo de la historia.
El problema con la masturbación, al igual que el alcohol, es que genera
relajamiento momentáneo y placer. Estas condiciones permiten que pueda volverse
una adicción precisamente por el reforzamiento conductual que genera en sí
misma.
Se tiende a pensar que los solteros son quienes se masturban más, sin
embargo, cerca de las tres cuartas partes de los hombres casados (entre 20 y 40
años) informan haberse masturbado al menos 24 veces al año (Michael, y
cols.1994).
Hoy día se cree que la masturbación no sólo es una forma de aprender sobre
la propia sexualidad —como ocurre en los niños y adolescentes— sino que
comprende una acción sexual legítima y saludable que difícilmente podría causar
daños físicos a quien la practica (Houston, 1981).
El panorama es distinto cuando surge un comportamiento compulsivo por
masturbarse. El masturbarse compulsivamente puede indicar un síntoma de ansiedad
o estrés que esté causando problemas actualmente.
Puede haber una disminución de la líbido (energía sexual y psíquica)
necesaria para mantener una buena concentración, pensamiento y actividad en
general. Puede volverse más difícil realizar una tarea que requiera
concentración después de masturbarse. También puede disminuir el deseo de
contacto sexual con otra persona inhibiendo el deseo de buscar pareja.
A veces la masturbación compulsiva puede asociarse a una huida, a una
conducta de evitación relacionada probablemente a un problema académico, laboral
o social. Este tipo de masturbación compulsiva se asocia a un problema
de autoestima y una denotada falta de control autónomo en el aplazamiento
de recompensa.
Los problemas de sueño, cansancio, calambres a nivel pélvico y falta
de contacto sexual pueden ser algunas consecuencias naturales de una
masturbación compulsiva y a largo plazo. El problema es crónico, y en sí mismo
debería asociarse a un trastorno de ansiedad más que a la compulsión de
masturbarse, ya que lo que evita llevar una vida normal y productiva al punto de
equilibrio está más cerca de la repetición obsesiva de pensamientos que del acto
mismo de la masturbación.
Como en todo, cualquier exceso es malo, pero también es justo resaltar
que masturbarse puede ser una búsqueda de equilibrio para ciertas relaciones. En
las relaciones de pareja cada quien marca la frecuencia de su actividad sexual
dentro de ciertos parámetros. Hay personas que necesitan más actividad
sexual que otras indudablemente, y cuando tienen una pareja que no concuerda con
su nivel y frecuencia de práctica sexual, la masturbación puede ser una solución
al problema (ver vídeo a
continuación).