Las obsesiones sobre la orientaciónsexual u obsesiones homosexuales son probablemente el
síntoma más incomprendido de los pacientes con TOC, tanto por parte
de los familiares como de los clínicos y especialistas. Por supuesto
que algunos pacientes homosexuales pueden presentarse a la consulta
con cierta ambivalencia sobre su orientación sexual, e igualmente,
personas homosexuales pueden sufrir de TOC, independientemente de los
síntomas de obsesiones sexuales. En un estudio con 485 adultos que
buscaban tratamiento para el TOC, 9,9% confirmaron haber tenido
obsesiones pasadas o presentes relacionadas con la homosexualidad
(Pinto, et al, 2008).
Caso TOC homosexual
Cristian, un
muchacho de 25 años, buscaba ayuda profesional con el propósito de
detener a toda costa sus molestas y reiteradas dudas sobre ser
homosexual. Un problema con el que venía lidiando desde hacía dos
años. No buscaba sentirse confortable con aquellos pensamientos y se
negaba a aceptar su presunta homosexualidad, porque en el fondo sabía
que no lo era. Cris decía que esos pensamientos homosexuales eran
inconsistentes con su estilo de vida, sus valores familiares, y sus
propios deseos. Esta situación dejaba a Cris en una posición neutra
y descolorida, en donde la “homofobia interiorizada”
por la experiencia social podía reducir su capacidad de
tolerancia a los propios sentimientos y pensamientos que, en
muchos casos se han asociado con la depresión e ideas
suicidas. Era como lidiar con una tremenda duda, y al cabo del
tiempo y la desesperación decidiera acabar con su vida por esa duda.
Cris reconocía
haber salido con pocas mujeres y en períodos cortos, pero en el
fondo también reconocía su deseo de que algún día se casaría con
una mujer y tendría hijos. También reportaba haber estado lleno de
fantasías de actos sexuales con mujeres hasta los últimos dos años,
cuando empezaron los pensamientos intrusivos. Admitió una posible
forma de comprobar las compulsiones viendo porno gay y poner a
prueba la validez de esos pensamientos. Esto no fue placentero
para él, según relató, y los orgasmos no resultaron tan excitantes
como cuando veía porno hetero; sin embargo, el primer material homo
tampoco le resulto por completo repulsivo, aseguró.
Lo
que solía ser un pensamiento sexual placentero y excitante al
principio se convierte en un sentimiento gris y carente de verdadera
excitación. Someterse a comprobación sobre la propia sexualidad
puede acarrear este tipo de sentimientos planos, ya que se vive más
un sentimiento de culpa que el verdadero descubrimiento de la propia
preferencia sexual. Al final, sin embargo, no se termina comprobando
nada, porque el problema no consiste en convencernos en tomar una
postura homo o hetero, sino en aprender a controlar la duda
obsesiva.
Cris reportó que
durante los dos últimos años había comenzado a tener pensamientos
homosexuales (incluyendo la imagen de follar con otro chico) durante
los cuales experimentó profunda vergüenza y sentimientos
de culpa, además de ansiedad y depresión. Uno de
sus mayores temores era que los demás (sus padres y amigos) se
dieran cuenta de todo y descubrieran su “homosexualidad”; declaró
que habría sido una injusticia, pero al mismo tiempo no podía
evitar sentirse mal en aquellas ocasiones en que se reunía con sus
amigos y estos se le acercaban ingenuamente.
Las
obsesiones en el TOC-H pueden tener los mismos contenidos que tiene
una persona LGBT que lucha con su sexualidad; no obstante, en el caso
del TOC por lo general, tiene más sentido que los pensamientos sean
inaceptables o ego-distónicos, como era el caso de Cristian.
Algunos terapeutas
pueden adoptar una iniciativa equivocada con la que desestiman los
temores del paciente para tranquilizarlo y hacerle comprender de que
los pensamientos pueden ser una evidencia de tendencias homosexuales
y de que tal vez debería explorar más esa faceta de sí mismo o, al
contrario, que es una forma de "homosexualidad latente" que
se puede corregir con la terapia reparativa.
Después de la
evaluación, Cris obtuvo una idea más adecuada de la dimensión de
sus obsesiones; lo que le ayudó a superar, en apoyo también con
terapia psicológica, la sobre-dimensionalidad y sentimientos de
vergüenza, duda y depresión. A pesar de que siguió teniendo dudas
y pensamientos sobre la posibilidad de su homosexualidad, Cris había
comprendido que: “un homosexual normal no sufre angustia de si es o
no homosexual, más bien se siente cómodo con su preferencia,
al igual que un heterosexual normal”.
Estas ideas pueden
ser acompañadas por otras ideas relacionadas e igualmente tabú. En
el caso de Cris, estas ideas paralelas (de igual intensidad
pero con diferente contenido) se relacionaban con el contacto
sexual con niños o los pensamientos de querer dañar a su
madre y a su hermana. Estas ideas también fueron trabajadas y
reguladas con el tratamiento.
Fuente:
Levounis,
P., Drescher, J. & Barber, M.E. (2012). The LGBT Casebook.
American
Psychiatric Pub.
Pinto,
A. et al, (2008) Further development of Y-BOCS dimensions in the OCD
collaborative genetics study: Symptoms vs. categories. Psychiatry
Res. 160(1): 83.