Homofobia internalizada - origen y causas

Internalizar un sentimiento de homofobia, sabiendo que se es gay, lesbiana o bisexual es una forma de negar la propia identidad. La gravedad y fuerza en este tipo de homofobia (también conocida como homo-negatividad internalizada) puede depender de factores circunstanciales (Mostade, 2004), como por ejemplo el vivir en un país opresivo, bajo un régimen poco tolerante hacia el comportamiento homosexual, o por haber experimentado una situación traumática —como la discriminación directa o una agresión física—. La gravedad de las circunstancias actuales o vivencias cercanas se ha comprobado que son disparadores poderosos del miedo a expresar la propia condición homosexual.

Así pues, definimos la homofobia internalizada como un conjunto de actitudes y emociones negativas hacia la homosexualidad de otras personas y hacia la propia homosexualidad (Shidlo, 1994).  Para darle más perspectiva a este concepto citaré la teoría de Cass sobre el desarrollo de la identidad sexual que explica en seis estados o etapas las formas y posibilidades para desarrollar una homofobia internalizada. Cass (1979) sostiene que el desarrollo de la identidad sexual se basa en la incongruencia entre el mundo interno y externo de las personas, y supone que dicha situación guía de alguna forma a estos individuos en un intento por resolver esas discrepancias. Los estados de identidad sexual por el que pasa un gay, lesbiana o bisexual son un elemento fundamental para comprender el posible desarrollo de una homofobia internalizada (citado por Eric Nicely, 2001). Estos estados son :

1) Confusión de identidad: cuando la persona se da cuenta de que su conducta es considerada probablemente homosexual. Los pensamientos y sentimientos en torno al tema inician el proceso de desarrollo de esta identidad. El elemento crítico en este "darse cuenta" implica una interpretación personal y muy subjetiva de los estímulos. Este estado empieza con la primera incongruencia (la posibilidad del "sí mismo" como homosexual) resultando de la primera confusión.

Existen varias alternativas que el individuo puede tomar en este punto: a) creer que se trata de una posibilidad adecuada y deseable, donde responde buscando más información al respecto; b) creer que la identificación es correcta pero no deseable, en tal caso, el individuo puede inhibirse, restringir o negar su homosexualidad, o c) creer que esto es incorrecto e indeseable, caso en que la persona puede definir su homosexualidad como una "fase" o un "experimento", o definirlo sólo en términos del comportamiento (v. g. "Yo soy heterosexual, pero en ocasiones tengo sexo con hombres".) A este punto es muy raro develar la condición homosexual, ya que este estado se centra en una intensa y difusa identificación homosexual. Si la identidad en juego no se fija en esta etapa, se procede al siguiente estado.

2) Comparación de identidad: Cass describe esta etapa como una fase de alienación, donde el individuo comienza a darse cuenta de manera más profunda de que él o ella es diferente. Se empieza a dar cuenta de que en función a su conducta, su sentir y su pensar, los ideales y expectativas que se tenían para un futuro ya no son más aplicables en su vida, viéndose en la necesidad de hacer nuevos planes.

Existen cuatro formas de lidiar con esta situación: a) tomar una reacción positiva al hecho de ser diferente de la mayoría y creer que es lo más conveniente; b) aceptar el comportamiento homosexual, pero sentirse incapaz de hacerlo con la imagen que se tiene de sí mismo como gay, lesbiana o bisexual: una imagen imposible de digerir y aceptar; c) la incapacidad de poder aceptar tanto el comportamiento homosexual como la auto-imagen de homosexual, o d) tanto el comportamiento homosexual como la imagen no sólo son indeseables sino que se inhiben acompañados de intentos para volverse heterosexual (de aquí, los casos que buscan ayuda con la "terapia reparativa"). Esta etapa conlleva a los diferentes estilos de afrontamiento que va a adoptar el individuo con respecto a la homofobia generada. Por ejemplo, un homosexual emplea el "hacerse pasar por" (como heterosexual) de diferentes maneras para manejar el sentimiento de "ser diferente". También pueden evitar situaciones de riesgo como el control de la información personal, cultivar deliberadamente un personaje heterosexual, o distanciarse ella o él mismo de cualquier cosa que tenga que ver con la homosexualidad. Si el bloqueo de identidad no se produce, el individuo puede entonces avanzar a la siguiente etapa.

3) Tolerancia de la identidad: Incrementar el compromiso como homosexual marca la tercera etapa. Esto puede bien aumentar la alienación como aliviar la confusión. Esta etapa se centra en la lucha contra la alienación y el aislamiento, y se establece el contacto con la comunidad gay. El individuo comienza a interactuar con otras personas gay y/o la comunidad gay con el fin de explorar más a fondo y volver a evaluar la imagen de sí mismo, gestionando el creciente sentimiento de no pertenecer al mundo heterosexual. Los contactos pueden o no ser gratificantes, ya sea que exista una continuidad sobre la auto-imagen positiva o negativa respectivamente. De esta forma, el individuo puede aprender a manejar el incremento de homofobia internalizada por medio del contacto con otras personas que pasan más o menos por la misma condición. El resultado de esta fase es el reconocimiento claro de que se es homosexual.

4) Aceptación de la identidad: Esta etapa se caracteriza por el contacto y/o participación cada vez mayor con otros gays y/o lesbianas. La aceptación, en lugar de la tolerancia, es la que diferencia esta etapa de las anteriores. La persona ha respondido eficazmente a las preguntas: "¿Quién soy?" y "¿a dónde pertenezco?". Las estrategias de revelación selectiva y contacto limitado se emplean para gestionar la incongruencia entre la auto-imagen y la legitimidad de ser homosexual dentro de una comunidad. El manejo exitoso entre la ambivalencia e incongruencia que representa la auto-imagen y la experimentación de un sentimiento homofóbico externalizado conduce finalmente a la siguiente etapa.

5) Orgullo de la identidad y el "coming out": El sentimiento de orgullo es el resultado de aceptar la propia orientación sexual y calificar la homofobia social como algo inválido. Este sentimiento puede estar acompañado por una devaluación de las personas heterosexuales. Lo más destacado de esta etapa es el "coming out" o salir del clóset, proceso por el cual la persona gay o lesbiana anuncia su homosexualidad a personas significativas como sus familiares o amigos cercanos. El "salir del clóset" es visto como una estrategia adaptativa, ya que reduce la disonancia en el individuo y afirma su propia imagen. El "salir del clóset", sin embargo, está mediado siempre por factores externos tales como la seguridad que ofrece el ambiente en el que se vive y que tan bien pueden los otros aceptar la noticia. Es importante hacer notar que el "salir del clóset" es un proceso continuo y de  largo plazo, mas no un evento único, como suele pensarse. Decidir salir del clóset requiere un continuo esfuerzo que dependerá de las nuevas situaciones que se presenten y la toma de decisiones que se deben enfrentar a diario.

6) Síntesis de identidad: La última etapa es la de síntesis, y se refiere al reconocimiento de que las actitudes hacia los heterosexuales son ahora integradas (tanto buenas como malas), en un enfoque más maduro sobre el mundo. La otra característica importante de esta etapa es la congruencia cada vez mayor en la vida del individuo, a saber: en el comportamiento, auto-imagen y el medio ambiente. Esta etapa está marcada por una coherencia del afecto, la conducta y la cognición de la persona en diferentes situaciones de vida. En otras palabras, la persona homosexual es finalmente integrada en su totalidad con independencia del medio ambiente en el que vive y al que se ha adaptado exitosamente.

Otros factores responsables de la homofobia internalizada


La edad, al parecer, también juega un papel importante en la homofobia internalizada (Mostade, 2004). Personas gay de edad avanzada, por ejemplo, pudieron vivir épocas difíciles en el pasado que cambiaron y moldearon la forma en que proceden actualmente con respecto a su sexualidad. Muchas personas de edad ocultan su homosexualidad porque en su época se vivía una fuerte opresión y rechazo hacia los homosexuales. Un ejemplo de esto lo muestra un titular que salió publicado en el New York Times en 1948, en donde decía:

"Sexual perverts who have infiltrated our government in recent years were perhaps as dangerous as the actual Communists"* (tomado de una cita de Katz, 1976).

(*Pervertidos sexuales —refiriéndose a los homosexuales— que se han infiltrado en nuestro gobierno en los últimos años han sido quizás tan peligrosos como los actuales comunistas).

Las implicaciones que tiene el sentimiento de homofobia internalizada son históricas, y eso explica en parte por qué muchos gays de edad avanzada han vivido toda su vida ocultando su verdadera preferencia sexual (Kimmel, 1978). Incluso hoy en día no es raro toparse con un caso así, aunque hay que reconocer que las cosas han cambiado drásticamente. Ahora existe una comunidad mucho más abierta, comprensiva y tolerante a las minorías sexuales, en comparación a 50 o 60 años atrás. No es, pues, un argumento general, ya que las políticas, creencias y niveles de cultura cambian drásticamente de una comunidad a otra; no obstante, el progreso científico y el creciente nivel educativo de estas poblaciones (gracias, por cierto, a la comunicación satelital) vuelven la vista a estos grupos que por tradición han sido objeto de rechazo y marginación para optar por una comprensión más detenida y cuidadosa de la realidad tras del escenario, y actuar con menos prejuicios y mayor objetividad.

Para las generaciones anteriores de gays y lesbianas ha sido más práctico no revelar su identidad sexual, pues con ellos se evitaban muchos problemas, entre los que contaban perder amigos, familiares o incluso el trabajo. Sin embargo, en la actualidad, esta estrategia se ha revertido. Ahora no sólo resulta más práctico revelar la identidad sexual, sino que implica además un alivio personal y la posibilidad de recibir apoyo por parte de otras personas (Mostade, 2004).

La homofobia internalizada, como el resultado de una forma de devaluación del sí mismo, ha sido ligada con un mayor riesgo de padecer dificultades en la salud mental (Meyer, 2003). Esta condición está relacionada con la evaluación negativa que se tiene de las minorías sexuales. Los individuos internalizan las creencias sociales negativas acerca de su atracción sexual y de sus experiencias sexuales, lo que provoca que confundan su identidad y su sí mismo.

Beane (1981) plantea que esta introyección de los valores negativos que la sociedad impone a la homosexualidad hace que su emoción por los sentimientos de atracción y placer que siente al estar con otros hombres decrezca. El hombre ha rechazado sus propios sentimientos y emociones porque le provocan culpa y vergüenza, y hasta puede pretender sentirse atraído por alguna mujer, con tal de evitar ser rechazado. Mientras introyecta los valores sociales, trata de ser algo que se supone debería ser, en vez de ser él o ella mism@. Con el paso del tiempo, sin embargo, se da cuenta de que el pretender no cambiará sus sentimientos ni emociones sexuales, lo que provoca que comience a odiar esa parte de sí mismo que la sociedad rechaza también. El resultado de esto se puede expresar muchas veces en el cuerpo de forma física o mental, dando como resultado comportamientos y estados patológicos como la depresión, estrés, alcoholismo y otras adicciones.

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