Sexo cibernético e infidelidad

¿Se puede considerar el contacto sexual cibernético como una actitud infiel hacia la pareja?

Hoy en día el Internet es un medio de contacto común para muchas personas, y por supuesto, es imposible excluir el sexo. Esto mismo hace que surjan nuevas problemáticas en cuanto a las relaciones de pareja.


El sexo cibernético no debería considerarse como algo inofensivo. Se sabe de personas casadas que han incluso llegado a matar a sus parejas por aparecer en su perfil de Facebook como "solteras", o "situación complicada". La gravedad del problema, en todo caso, va a depender de dos factores importantes. Primero, de cuáles sean los valores establecidos por la pareja, y segundo, del grado de intensidad que implique ese "contacto sexual cibernético".

Los valores en una pareja pueden relacionarse, por ejemplo, con un grado amplio de tolerancia hacia el comportamiento infiel. Así, es posible encontrar relaciones abiertas en las que un contacto físico incluso no representaría motivo de infidelidad. Otras, por el contrario, un simple coqueteo es ya motivo harto suficiente para denotar una traición a la promesa de amor.

En cuanto al grado de intensidad, el contacto sexual cibernético puede ir desde un simple intercambio de mensajes eróticos hasta el porno interactivo en un sitio virtual 3D o en una webcam.

Al parecer, la fidelidad entre parejas está sujeta a una simbología de amor por el otro. Para ser infiel no es necesario un contacto físico sexual, ya que lo que marca la actitud de infidelidad está en el acto mismo del pensamiento y el sentimiento que se tiene por alguien. No obstante, existe una contraparte muy clara que afirma que si eso fuera así, más del 99% de las parejas fueran realmente infieles. Todos tenemos debilidades en algún momento y sería imposible ser 100% pensamiento sexual exclusivo para nuestra pareja.

Ya sea infidelidad de pensamiento, palabra o acto sexual explícito, está claro que las facilidades que brindan los medios electrónicos con un público general y anónimo son sin duda una tentación para muchos jóvenes sexualmente inquietos. Esto es un caldo de cultivo no sólo para la infidelidad de muchos, sino para la promiscuidad de otros, sin la intención de sonar moralista.

¿Debemos notificar a nuestra pareja sobre el acto infiel? Podemos decirle a nuestra pareja lo que estamos haciendo en la red sin detallarlo mucho. Hay parejas que lo tolerarán, otras no. El problema que se plantea de fondo es que a la hora de masturbarse viendo material pornográfico, la libido decae, a veces significativamente, relegando el interés sexual en la pareja a un segundo plano. Esto, a la larga, puede afectar la relación.

En última instancia, como siempre ha sido y siempre será, se trata de una cuestión de valores e integridad personal, que la tecnología nunca podrá reemplazar o justificar con entera acepción.