9 estrategias para acabar con la culpabilidad

Sabemos que el sentimiento de culpa refiere a ese tipo de actitudes que podemos elegir concientemente. En otras palabras, es una actitud que podemos controlar si cambiamos algunos hábitos de comportamiento.

A continuación algunas estrategias que pueden ser de utilidad:


  1. Cambia tu forma de ver los acontecimientos del pasado. Por alguna razón mantenemos la idea de que en algún momento futuro podremos solucionar los problemas del pasado, por ej, cuando hicimos un desplante a alguien que no se lo merecía, o cuando castigamos a un hijo y se nos fue la mano o lo hicimos de manera injusta.
    Sea lo que sea que hayamos hecho mal, sabemos que resulta inútil culpabilizarnos por aquello, así que grabemonos de una vez que sentirnos culpables por un suceso pasado no sólo no cambia nada sino que tampoco ará que seamos mejores personas.

  1. Haste la pregunta: ¿estoy evitando algo en el presente por culpa del pasado? Una de dos: aceptar la culpa o aceptar el motivo que genera esa culpa. Por ejemplo, si un joven tiene un comportamiento promiscuo con varias personas y por eso experimenta culpa con su pareja actual (quien desconoce la situación), ese joven, probablemente experimente dificultades con sus amantes y con su pareja actual sin llegar realmente a disfrutar de las relaciones sexuales en ninguna de las dos situaciones.
    Ante semejante situación podemos tomar una determinación: o decidimos parar ese comportamiento, o aceptamos plenamente el hecho de llevar un estilo de vida diferente a la mayoría. En cualquier caso, el sentimiento de culpa es por completo inútil o no tiene sentido en estos casos.

  1. Deshacerse de la necesidad de aprobación. La búsqueda de aprobación puede ser un criadero de culpabilidad. Esto sucede muy a menudo en algunas personas que son muy inseguras de sí, y por supuesto, está relacionado con una baja autoestima. Mucha de la culpabilidad que sentimos por nuestro actuar, aunque lo que hagamos no esté mal, también es un freno al crecimiento personal y a la búsqueda de nuevas oportunidades. Este “desprendimiento” de la opinión ajena tal vez no es nada fácil de lograr, pero es un hábito que, si lo cambiamos por un “ya no me importa tanto”, lograremos a largo plazo mejoramiento significativo.

  1. Con cuidado anota por qué, cuándo y con quién te has sentido culpable. Todos tenemos un “tacón de Aquiles” en cuanto al punto que genera culpabilidad. Para encontrarlo y especificarlo más, puedes crear una lista de situaciones que te hacen sentir culpable. Este ejercicio esclarece en mucho la forma en que nos vemos a nosotros mismos, y en cierta forma nos guía en cuanto a dónde y cómo debemos trabajar nuestras emociones.

  1. Muy relacionado con la búsqueda de aprobación, un código de valores personales también genera autonomía. Actuar según creemos es lo correcto nos pone en el camino de la vida, de nuestra propia vida, y al mismo tiempo disminuye fuentes de culpabilidad. Cuando actuamos según los valores y normas ajenas y no obtenemos los resultados buscados demarca una típica situación en la que puede generarse sentimiento de culpabilidad. Evitemos a toda costa eso.

  1. El sentimiento de culpabilidad desgasta por la ansiedad que genera. Has una lista de las peores maldades que has cometido en el pasado y califícalas de 1 a 10, luego pregúntate si hoy por hoy te es indiferente tener una calificación de 20 ó mil.

  1. Intenta ser objetivo en la valoración de tus actos, intenta determinar si tu actuar ha sido causa de satisfacción y productividad, o lo contrario. Aléjate de sólo intuir tu proceder y adjunta pruebas concretas, es decir, busca resultados, y cómo estos resultados han favorecido tu situación en la vida.
    Ser objetivos con nosotros mismos puede ayudarnos a disminuir nuestra culpa, ya que en la mayoría de casos este sentimiento es sólo una impresión vaga que poco a poco y con el tiempo se va apoderando de nuestra convicción.

  1. Las personas tienden a manipular a otras personas a través de la culpa. En otras palabras, la creación de culpa se ha convertido en un instrumento de control, y esto es muy característico en el juego psicológico, por ej, que crean los padres hacia con los hijos o viceversa.
    Saber controlar el sentimiento de culpa creado por otros y en base a situaciones sin fundamento o que no lo ameritan puede ser un gran paso en la búsqueda de crecimiento e independencia emocional. Tal como hemos venido mencionando a lo largo de estos consejos, ser objetivos y apegado a resultados con nuestro actuar, es un punto clave para controlar la culpa que los demás pueden generarnos. Evaluemos según resultados, no según opiniones.

  1. A continuación un ejercicio de rebeldía. Has algo que siempre has querido hacer pero por ciertos señalamientos o contradicciones con los demás no te has atrevido a hacer, como por ej, irte de paseo solo por una semana, al cine sin tu pareja u otra actividad que, en lo tradicional, te ha hecho sentir culpa.
    Esta confrontación de ideas y actitudes hacen que uno reflexione con más atino, se conozca mejor y adquiera más confianza en las propias decisiones, aparte de hacernos manejar mejor la culpa.

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