Comprendiendo la disfunción sexual

La disfunción sexual puede ser generada por tensión excesiva o estrés continuado.

Debido al carácter de este tipo de afecciones, es normal que los afectados mantengan en secreto este asunto, del cual muchas veces no tienen conocimiento alguno, y sin saber que son problemas que tiene solución.

Con esta afección la persona experimenta un deterioro persistente del interés a la respuesta sexual: poco o nulo deseo sexual. A veces esto provoca dificultades en las relaciones, generando conflictos que puede acabar en la separación.

La disfunción sexual puede aparecer, independientemente de otros problemas psicológicos o físicos, en la acepción de problemas interpersonales, de trabajo, de salud, etc., aunque a veces sea la consecuencia de estas.

Un trauma sexual en edad temprana puede ser una causa suficiente para desarrollar una disfunción sexual en la vida adulta. Sin embargo, no es la regla sino la excepción. Las causas más comunes de una disfunción sexual pueden deberse a un conflicto con la pareja, infidelidad, miedo a la vejez o depresión.
Hay personas que tienden a ser muy aprensivas, vigilar esto o aquello, o tenerlo todo bajo control. Los controladores obsesivos tienden a anticiparse al posible fracaso, lo cual genera todo el tiempo angustia. Las formas en que la pareja puede responder son muy variadas, pero por lo general se crean tensión en la relación. Las tensiones generan falta de comunicación, y esto genera más tensiones, creando así un círculo vicioso.

Al igual que la digestión o la respiración, la sexualidad se comprende como una función biológica más. Para tener un adecuado funcionamiento, al igual que una buena digestión, es necesario que la persona este libre de tensiones fuertes o sentimientos desequilibrados.

El reforzamiento de temores que se da en algunas parejas puede causar un problema psicofisiológico. De la misma forma, tener expectativas muy altas o enfrentar una reacción negativa de la pareja también son factores que pueden contribuir a la disfunción sexual.

Cuando una persona tarda mucho en alcanzar el orgasmo, por ejemplo, puede generar ansiedad en su pareja y en ella misma, y probablemente sea la misma ansiedad que haga más difícil el orgasmo, generando más ansiedad a su vez, para finalmente crear una disfunción sexual.

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Referencias:

Catalan, J., Hawton, K. y Day A. (1990). Couples referred to a sexual dysfunction clinic: Psychological and clinical morbidity. British Journal of Psychiatry, 156, 61-67.

Moore, C. (1989). Evaluation of sexual disorders. Treatment of psychiatric disorders, volumen 3. Washington, DC: American Psychiatric Association.