Las personas tendemos a buscar en circunstancias normales un contacto con
otros, ya sea físico o psicológico. Sin embargo, no siempre es posible
encontrarlo cuando más lo necesitamos, y las condiciones necesarias resultan a veces
difíciles de alcanzar para algunos.
Los animales, principalmente los domésticos, pueden ayudarnos a establecer
un contacto emocional, fundamental para crecer la autoestima y ser más felices
en general.
McCardle (2010) realizó un estudio para investigar cómo el relacionarnos
con los animales puede afectar nuestra salud mental y física. Básicamente
encontró que, sin importar la edad, las personas pueden beneficiarse psicológica
y emocionalmente con la presencia de una mascota en casa, mejorar su salud
física (si padece de una enfermedad) e incrementar su calidad de vida. Las
mascotas domésticas tienen fama de mejorar la salud de personas que se
encuentran recluidas en hospitales, escuelas y acilos de ancianos, empleándolas
cada vez con más frecuencia en programas terapéuticos especiales.
Aunque las investigaciones en el campo han sido escasas y no hay prueba
científica de que esto realmente funcione, son claros los cambios positivos
que reportan las personas que han tenido contacto con mascotas. Las mascotas,
desde esta perspectiva, pueden considerarse una medicina psicológica para muchos
males.
A continuación menciono algunas ventajas de tener mascotas que se han
encontrado en varias investigaciones, incluyendo las de la Dra. McCardle:
1) En promedio, las personas que poseen una mascota en sus hogares
presentan un mayor índice de autoestima y salud física en
comparación a las que no la tienen.
2) El estar a cargo de un animal doméstico implica una responsabilidad.
Esta responsabilidad del cuidado y atención promueve un sentimiento de
utilidad, de confianza a sí mismo, sentido de
responsabilidad y un hábito de constancia.
3) Hay una reducción significativa en el sentimiento de
soledad en personas que no cuentan con una relación estable. Es muy
útil para mejorar cualquier estado de depresión o tristeza
profunda después de una separación o pérdida, ya que el trato con un
animal puede generar risas y momentos amenos pasajeros que hacen olvidar las
penas. Así mismo, las personas que cuentan con una pareja suelen estar
mejor adaptados en sus relaciones afectivas, pues la mascota
funciona como fuerte apoyo social y un vínculo de conexión positivo entre las
partes en pleito.
4) Se ha comprobado que el contacto físico con las mascotas ayuda también a
la disminución de la tensión arterial y promueve una
liberación de estrés para lograr estados de relajación
saludables.
5) La comunicación emocional positiva (inteligencia
emocional) se ve beneficiada significativamente cuando tratamos de comprender el
comportamiento de nuestra mascota e intentamos enseñarle cosas para convivir
mejor a largo plazo. En este aspecto se incluiría también un desarrollo
de la capacidad empática hacia con los demás.
6) La falta de prejuicios de una mascota y su amor incondicional que por lo
general desarrollan hacia nosotros nos genera una sensación de ser
aceptados y queridos tal como somos, lo cual a su vez promueve un
sentimiento de valía y seguridad en nosotros mismos.
7) Así como el contacto social, también el sentido del
humor se ve favorecido, sobre todo cuando la mascota es inteligente
y logramos comprenderla.
8) En el caso de un perro, por ejemplo, puede también ayudarnos a
perder el miedo de salir de casa y caminar por el barrio;
así, promueve el ejercicio aeróbico y nos ayuda a estar en
forma. Las personas muy introvertidas pueden llegar a
superar la introversión y ser más sociables, por ejemplo, con
los vecinos.
9) Enseñarle nuevos hábitos a una mascota (aprender nuevos juegos y evitar
comportamientos indeseados) nos ayuda no sólo a comprender mejor sus necesidades
sino también a resolver mejor las diferencias individuales en
la relación con otras personas.
Aparte de lo gracioso y simpático que pueda resultar una mascota al
principio, está claro que para la gente gay y solteros en general que tienden a
vivir solos(as) y no cuentan con una pareja o hijos, la necesidad de dar y
recibir afecto se ve compensada significativamente por un animal bien
adaptado.
Fuente:
McCardle, P.; McCune, S; Griffin, J. A. y Maholmes, V. (2010). How animals
affect us: Examining the influence of human-animal interaction on child
development and human health. American Psychological Association, pags.
228.
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