Psico-Asesoría Enlínea: Cómo funciona la terapia narrativa

Al leer una historia literaria, tendemos a juzgar a los personajes según sea su situación narrada en ella. Lo mismo ocurre cuando vemos una película o cuando le llevamos la trama a una novela. De manera que la narración nos proporciona un punto de partida para luego generar nuestro criterio personal.

¿Qué es la Terapia Narrativa?

Podemos definir la terapia narrativa como un ejercicio creativo que consiste en narrar nuestra propia historia, nuestra condición de vida, como si fuera un relato literario, y a partir de la cual extraer algunas conclusiones sobre nosotros mismos que pueden ayudar a comprender nuestra situación y problemática actual.

El cliente, llamado también coautor del relato debido a la forma colaborativa en que trabaja junto con el terapeuta para hilar la historia, puede construir su historia en base a cartas o escritos personales que tenga guardados, así como usar apuntes recientes de sesiones terapéuticas.

Michael White y David Epston crearon la terapia narrativa con la publicación en 1990 de Narrative Means to Therapeutic Ends (en su versión en español: Medios Narrativos para Fines Terapéuticos). En esta obra establecieron las bases teóricas, de las que, hasta la fecha, ya se conocen varias versiones.

Las bases terapéuticas de la terapia narrativa consisten en transformar la narración en un contorno más bien positivo, evitando señalar al cliente como un problema en sí mismo, y separándolo de su problemática actual. De esta forma se le da la oportunidad de percibir su situación de una manera distinta y susceptible de manejar.

En otras palabras, la terapia consiste en la creación de una serie de narrativas en las que el problema principal en la vida del cliente pierde protagonismo para dar cabida a otras alternativas igualmente válidas. El problema actual de la persona se menciona entonces como un elemento más de la narración, y no como el factor principal sobre el cual gira la historia del cliente.

El cliente empieza con esto a adquirir y experimentar cierto poder de cambiar su relato, y plantearlo de una forma más provechosa o menos perjudicial. Un despertar a nuevas posibilidades, a nuevos puntos de vista de su situación.

Cómo se compone una narración

La narración se basa en una serie de acontecimientos reales de la vida del cliente que se han adquirido por medio de documentos o escritos archivados. Estos acontecimientos se ordenan de forma cronológica, de manera que encajen y adquieran sentido, como una historia narrada. Esta historia, tal como ocurre en una novela por ej, tiene también una introducción, un desarrollo y un desenlace. Posee una serie de personajes, descripción de ubicaciones, exposición de los problemas y de cómo y por qué se resolvieron.

La narración terapéutica tiene dos componentes que la hacen precisamente terapéutica: el enfoque científico-lógico, y el enfoque propiamente narrativo. En tanto el primero le da un carácter de veracidad a los acontecimientos, el segundo le da realismo. Esto último se consigue especificando fechas y lugares precisos.

Los acontecimientos y la forma de presentarlos pueden ser negociados entre cliente y terapeuta, con tal de llegar a un acuerdo de posibilidades y alternativas a la resolución del conflicto. Aunque el cliente, por supuesto, es el que tiene la potestad de su narración y lo que suceda en ella, el terapeuta debe jugar un papel analítico en cuanto a las posibilidades de cambio y alternativas distintas. Esos válidos puntos de vista que el cliente ha perdido de vista.

Aunque el cliente siempre tiene la última palabra, el terapeuta debe mantener una actitud de curiosidad y hacer preguntas sobre las que nadie tiene realmente respuestas. Mientras que el cliente narra la historia, el terapeuta plantea situaciones alternativas y posibles que pueden incluirse o no en la historia. El terapeuta sugiere, el cliente acepta o modifica dichas sugerencias según su experiencia y entendimiento de la vida.

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