Cómo acabar con los pensamientos indeseados

Busque un lugar tranquilo y despeje su mente
Todas las personas tenemos pensamientos intrusos molestos o desagradables, y sólo se requiere un incremento en la cantidad y frecuencia de estos para que se conviertan en una obsesión” (Morillo y cols, 2007).

Los pensamientos indeseados (o pensamientos intrusos, PI) son la base de muchos problemas psicológicos y emocionales que padece la gran mayoría de personas que buscan ayuda. El pensamiento determina nuestra felicidad por el poder que le hemos conferido, y por nuestra incapacidad para dejar de identificarnos con él.


A continuación menciono algunos consejos prácticos para “negociar” con esos pensamientos locos y desproporcionados, para lograr un mejor desempeño en las tareas cotidianas.

1. Hacer consciente el problema


Para tomar conciencia del problema, debemos guardar distancia respecto a este. Eso se puede lograr ya sea hablando de él directamente con una persona de confianza, o bien, grabándolo o escribiéndolo en un papel para luego, días más tarde, escuchar o leer respectivamente el material.

Escribir nuestras preocupaciones en un papel es una buena técnica porque no nos compromete con nadie y tenemos el material siempre a la mano. Leer nuestras preocupaciones en un día en el que no estamos especialmente preocupados amplía nuestra visión del problema, haciendo posible enfocarlo desde otro ángulo, posiblemente más favorable.

El mero hecho de escribir el problema, para ponerse como tarea leerlo más tarde, hace que dejemos de preocuparnos demasiado en el momento y poder prestar mayor atención a las actividades importantes.

Si es el caso, podemos también escribir una lista de los problemas en orden de gravedad, en donde al principio aparezcan aquellos que preocupan más o con mayor frecuencia. Con el tiempo es posible cambiar la lista, de manera que podamos valorar más precisamente el nivel verdadero que ocupa cada preocupación.

Cada preocupación es mejor escribirla, no en forma de pregunta, sino como afirmación. Por ej,:

  • “¿Qué pasa si me despiden del trabajo?” (planteamiento no recomendado porque genera incertidumbre y mayor angustia)
  • “Voy a ser despedido del trabajo.” (planteamiento afirmativo, proporciona una situación concreta que se puede afrontar directamente: sí o no)

La manera de plantear nuestras preocupaciones puede variar con el tiempo, pero el objetivo siempre es esclarecer la situación, y tratar de llegar siempre al origen de la preocupación. Este es precisamente el objetivo del ejercicio.

2. Participar activamente


Moverse, hacer ejercicio, ocuparse en otras actividades; todo esto puede ayudar a controlar los pensamientos indeseados. Pero en el fondo puede también generar una sensación de estar evadiendo algo importante y esto a su vez genera angustia disfrazada a largo plazo.

Para realmente quitarnos de encima esa “angustia disfrazada” o malestar generalizado a largo plazo aconsejo el siguiente ejercicio:

  1. Busque un lugar tranquilo, recuéstese y póngase cómodo. Active un temporizador o alarma que suene en tres o cuatro minutos. Cierre los ojos y concéntrese en su problema. Ponga toda su atención y hágase preguntas relacionadas al tema de tipo: ¿qué pasaría si...? Especule, imagine lo peor que podría suceder.
  2. Stop! Alto! Detenga su pensamiento abruptamente en cuanto suene la alarma. Abra los ojos, póngase de pie, muévase, grite “alto” si lo cree conveniente. Este es el momento de poner su mente en blanco, y debería mantenerla así al menos 20 o 30 segundos (todo el tiempo que pueda). Salga al jardín o a la calle, ponga atención a un suceso sin pensar ni juzgar nada, sólo prestando su atención al suceso, al objeto, al movimiento, a la luz, al color.
    Si hay elevada recurrencia del pensamiento problema, cambie de actividad o intente hacer nuevamente el ejercicio. Este tipo de cosas requieren práctica constante, paciencia y mucha voluntad. Con la práctica podrá disminuir los estímulos de detención del pensamiento, a tal punto que con sólo pensar en “detener el pensamiento” será suficiente para realmente detenerlo y continuar en sus actividades. Entonces estará capacitado para detener su pensamiento y poner su mente en blanco en cualquier momento o lugar. A la larga, si lo piensa bien, esta es una gran herramienta de vida, con el poder de hacernos más felices y productivos.

3. Ocupe su tiempo


Cuando llegaba la época de parciales o exámenes finales, mi profesor en la Universidad decía: “no se preocupen, ocúpense...”. La ocupación sustituye la preocupación. No cabe duda al respecto. Pero el asunto es lograr concentrarse lo suficiente para realmente tener la mente ocupada en una tarea específica.

Es el caso de muchas personas que no logran concentrarse, o bien, no logran ocuparse por culpa de la preocupación. Para estos casos, el ejercicio no debería ser mental sino más bien físico, o que combine lo físico y lo mental al mismo tiempo, como contar las repeticiones o los pasos al caminar, lo equivalente a contar ovejas para dormir.

Si le gusta o logra practicar un deporte que requiera concentración como el ping-pong o el tennis, ¡usted está hecho! Este tipo de deportes tienen muchos beneficios, aparte de generar endorfinas que le ayudan a elevar su estado de ánimo, también reducen significativamente sus preocupaciones. Pero si por x o y no lo hace o no le gusta, pruebe con otras actividades como caminar, ir al gim, andar en bicicleta, etc.

La actividad física es genial, pero también lograr actividad mental concentrada le puede ayudar mucho. Esto es: llenar crucigramas, completar rompecabezas, resolver ecuaciones aritméticas (yo conocí a alguien que por puro gusto y propósito personal completó todos los ejercicios del Algebra de Valdor!).

Pero el propósito no es volverse un experto o hacer todo a la perfección, eso es lo de menos. El objetivo de esto es darle al cerebro nuevos estímulos en qué prestar atención, y con ello abrir nuevas vías de pensamiento y razonamiento, muy útiles en la resolución de problemas de la vida cotidiana.

Reír es sanador. El efecto de la risa con humor en el cuerpo es increíble. Es tan bueno que incluso ha surgido una corriente terapéutica en base a la risa. Por algo los buenos humoristas tienen tanto éxito, y por algo el empleo del humor se recomienda en situaciones embarazosas.

La risa también tiene el poder de distraer la mente de los problemas y las preocupaciones, aparte de reducir el estrés físico. Y no es difícil encontrar material gracioso en el internet o ver una película divertida. Las personas incluso pueden aprender a reírse de cosas que no necesariamente sean chistosas, una de las técnicas empleadas en terapia de la risa.

Hablar del problema con alguien. Uno de los principales objetivos de la psicoterapia o terapia psicológica es justamente “sacar del paciente” todas sus preocupaciones a través de la plática o la confesión. Confesar ayuda a muchas personas a aliviar su carga y “culpa” relacionadas. Hablar sobre las propias preocupaciones también tiene un “efecto de auto-reflexión”.

El sólo hecho de decirle a alguien mi problema hace que me haga más consciente de este; y el hecho de contarle a alguien el cómo y el por qué de mi situación también hace que yo lo comprenda mejor o que pueda ver detalles que, estando “en silencio”, sería incapaz de ver.

Tiene sentido hablar con alguien de las propias preocupaciones, pero este alguien debe ser de nuestra confianza y respeto. Muchas personas carecen realmente de una persona a quien puedan acudir y tienen que lidiar con sus preocupaciones de otra manera.

Cuando se trata de una preocupación que involucra a alguien, por ej, “mi pareja me engaña” “¿Mi pareja me engaña?” A veces se recomienda, dependiendo de la situación, hablar directamente con la pareja, o la persona involucrada. Eso no sólo puede aliviar la tensión sino aclarar alguna confusión o malentendido. Muchas relaciones han podido solucionar su situación aclarando las cosas con honestidad cara a cara.

Pero, como dice el dicho: “ante la duda, abstente”. Si sentimos muchas dudas sobre si hablar o no con aquella persona, tal vez lo mejor sería desistir del intento, dejarlo para otra ocasión o acudir con un profesional con quien sabemos será ajeno a nuestra situación.

4. Aceptación incondicional


En un estudio llevado a cabo por Wegner (2011) se descubrió que, las técnicas empleadas para suprimir los pensamientos, por ej, distracción enfocada, evitación, procastinar el pensamiento, autoafirmación entre otros, no tuvieron tan buenos resultados como la aceptación del pensamiento indeseado.

Aceptar el pensamiento indeseado equivale a aceptar la condición de vida actual. Es decir, aceptar las cosas como son sin buscar más atajos, y dejar el intento de controlar o cambiarlas todo el tiempo. Con esto logramos quitarle al pensamiento el poder de control que tiene sobre nosotros, disminuyendo así su intensidad y frecuencia.

Enfocar la atención en una actividad concreta tal como leer un libro o escuchar una melodía es mucho más beneficioso que hacer varias cosas a la vez. La lectura enfocada es una buena manera para de librarse de ciertas obsesiones molestas. La lectura también puede acompañarse con momentos de meditación después de cada punto. Esta es una buena práctica de meditación que se recomienda con frecuencia: la lectura lenta, pausada y con mucha reflexión o silencio mental.

Escribir los pensamiento indeseados en un pedazo de papel. Se sabe que las personas que escriben sus problemas en papel para luego romper y tirar el papel, mentalmente (o simbólicamente) también desechan sus pensamientos problema. También se aconseja escribir los pensamientos para luego meterlos en un frasco, como simbolizando una forma de archivarlos y librarse de ellos. Revisar estas anotaciones después de los días puede llevar a reflexión y a un aprendizaje de vivencias pasadas. Ahora podrá decir: “yo sí aprendo de mis fracasos y errores”.

Algunas sugerencias


A veces experimentamos un suceso fuera de lo normal, algo que nos impacta más allá de los problemas cotidianos. De aquí pueden surgir los traumas psicológicos o emocionales y debemos hacernos conscientes de ellos.

Las situaciones que nos impactan sobremanera requieren de tiempo para ser procesadas y aceptadas como parte de nuestra vida y todo lo demás. Es por eso que podemos pasar muchos días pensando y repitiendo el suceso una y otra vez en nuestra cabeza. Debemos aceptar el hecho de que habrán cosas que requerirán más tiempo que otras para llegar a ser aceptadas. Una de estas situaciones, por ej, es la muerte de un ser querido o alguien muy cercano. El tiempo de duelo, aseguran muchos expertos, es de seis meses, lo cual no implica que después de ese período todo va a estar como si nada. Siempre dependerá de la persona y la forma en que vivió su pérdida. Las repeticiones mentales del suceso son una forma natural que tiene la mente para finalmente aceptar la situación, pero también pueden salirse de control expresándose exageradamente y sin sentido.

Lo mismo se podría decir con la pérdida de un hogar, la separación de una pareja a la que queríamos mucho, o la pérdida de un negocio en el que habíamos invertido una suma significativa de tiempo y dinero. De aquí aquel dicho que reza: “el tiempo todo lo cura”. Y es cierto, siempre que demos espacio a lo que viene sin fijarnos obsesivamente en nuestro pasado traumático.

No diga: “tengo que dejar de pensar en...”, eso sólo le provocará seguir pensando más en eso. La capacidad de hacer silencio mental es como la habilidad para leer o escribir, hay que aprenderla y practicarla.

Una manera rápida de entender el “silencio mental” es, como por ejemplo, cuando alguien le va a decir algo importante y usted está esperando la respuesta. Su mente está en ese momento atenta a la respuesta, y por consiguiente, en silencio absoluto. Si lograra entrenar su mente de manera que evoque ese tipo de silencio-alerta y lo haga cada vez más duradero, estaría desarrollando una herramienta mental muy poderosa y útil para su vida en general. La recompensa es su tranquilidad personal, y por tanto su felicidad.

La clave para que un pensamiento indeseado desaparezca de nuestra mente está en nuestra actitud hacia ese pensamiento. La preocupación lo fortalecerá, la indiferencia lo debilitará. Tolerancia, aceptación, silencio mental, son algunos conceptos claves también.

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REFERENCIAS

Morillo, C., Belloch, A. & García-Soriano, G. (2007). Clinical obsessions in obsessive-compulsive patients and obsession-relevant intrusive thoughts in non-clinical, depressed and anxious subjects: Where are the differences? Behaviour Research and Therapy, 45, 1319-1333.
Wegner, D.M. (2011). Setting free the bears: Escape from thought suppression. Am Psichol., 66, 671-680. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22082381