Personas altamente sensibles: Una minoría oprimida

Para una persona altamente sensible (PAS), vivir en una sociedad cada vez más agresiva y ruidosa, puede volverse un reto importante.

Las PAS son, por mucho, una minoría social. Según la Dr. Elaine Aron, un 15 a 20% aproximadamente de la población podría encajar en el perfil de altamente sensible.


Ser altamente sensible se define como un rasgo de personalidad, y se caracteriza por una tendencia a la introversión (aunque no siempre), timidez, intuición y/o creatividad, entre otras cosas. Son personas que tienden, por ejemplo, a saber escuchar y apreciar la música (de todo tipo), también poseen una tendencia a ser minuciosos en casi todo lo que hacen, perciben con más claridad los detalles o sutilezas como al sentir que no le caen bien a alguien o viceversa, y en sí mismos(as) tienden a ser muy detallistas en su trabajo o actividades, lo que les puede traer, desde luego, muchas dificultades.

Si bien, las personas altamente sensibles tienen un espectro amplio del mundo, también se ven sumamente limitados por el tipo de valores que actualmente se engendran en la sociedad actual.

Lejos de encaminarse a una cultura de observación y contemplación, es decir, a un encuentro con la experiencia del ser, nuestras sociedades enaltecen los valores relacionados con el tener, la vida rápida y la distracción. Aunque puede ser un asunto de criterio, las personas más contemplativas e introspectivas tenderán por seguro a valorar más la experiencia y no la apariencia,

El sensible evolucionado no sólo se ha percatado de lo fatuo y vacío que puede resultar perseguir con fruición un prestigio, riqueza, o estatus social, sino que también ve, tal vez con cierto horror, cómo la gran masa se encamina ilusionada en busca de estos propósitos, que al final se asemejan al clásico esquema del “burro tras la zanahoria”.

El precio a pagar de la persona altamente sensible es ciertamente la soledad. Para algunos, un precio demasiado alto, que debe ser compensado con un sometimiento voluntario al sistema. Enfrentar una cultura cada vez más agresiva por convicción propia, representa para el introvertido altamente sensible un reto que va más allá de sus expectativas.

La alta sensibilidad no es un don, pero tampoco una maldición. Es una cualidad del sistema nervioso central, que en algunos individuos parece estar más activo. Esta característica es responsable en gran medida de las diferencias individuales porque define muchos rasgos de personalidad.

Esta condición del sistema nervioso hace que las personas respondan de manera afectada (o agudicen su percepción) ante estímulos que para la mayoría pasarían desapercibidos.

La persona altamente sensible también puede evocar pensamientos negativos respecto a sí misma, creyendo, por ej, ser alguien imperfecto, poco efectivo, o incluso tonto en comparación con los otros, menos sensibles.

Una diferencia podría verse, por ej, que mientras el sensible necesita planificar todo detalladamente, el menos sensible actúa casi impulsivamente. Por lo general el menos sensible es más osado, atrevido y arriesgado, lo que le permite explorar e ir más allá de los límites preestablecidos (o salirse del molde), una actitud actualmente muy valorada. Unos más, otros menos.

El espectro hipersensible no sólo abarca la auto-percepción y situaciones internas, también incluye la recepción de estímulos externos. Así, los que son muy sensibles pueden sentirse incómodos en lugares ruidosos o demasiado iluminados, así como sentir intolerancia frente a olores o sabores desagradables. En este sentido, las personas muy inquietas o ruidosas pueden poner nervioso al sensible, e incluso perturbarle, por lo que opta muchas veces en a alejarse discretamente de estos círculos sociales.

Estas características hacen que la gente altamente sensible se sienta en cierta forma separada del resto, y se catalogue a sí misma como “anormal”. También puede generarse una dura crítica en cuanto a la falta de sensibilidad por parte de los otros.

Pros y contras de la persona altamente sensible


Los beneficios de ser una persona muy sensible se centran en una percepción mucho más aguda de sí mismo y el entorno, lo que implica una capacidad de intuir situaciones, un sentido desarrollado de la creatividad, así como el ser introspectivo. También puede, por esto mismo, saber con más precisión si algo no va bien en su organismo, lo que los previene de enfermedades graves.

Estas personas por lo general no tienen problemas con la soledad, y saben apreciar en su mayor esplendor la belleza cuando la ven. Pueden también ser muy ordenados y organizados en sus asuntos aunque en apariencia para otro pueda verse desordenado y caótico.

La percepción de lo sutil y su sentido intuitivo desarrollado hacen que puedan predecir hasta cierto punto acontecimientos futuros. Así mismo, poseen un alto grado de empatía hacia con el sentir de otras personas, animales, o incluso la naturaleza, lo que los coloca en muy buena posición para sintonizar con su entorno, así como encontrar nuevas amistades. También por esta cualidad muchos se sienten mejor en compañía de sus mascotas, sin sentir la necesidad de tener una pareja o familia.

Las desventajas se aprecian comenzando por una tendencia a la timidez y la inhibición reflejada en su vida social. Esta tendencia a la introversión genera una cadena de dificultades en su desempeño social y laboral tales como su facultad para hablar en público, en donde experimentan problemas para concentrarse, pensar y razonar adecuadamente por el miedo a ser observado y juzgado.

Entre otros aspectos, también tiende a desagradarles el cambio constante, lo que implica una dificultad de adaptación a situaciones a las que no están habituados. En esta línea, la sensación de falta de control en su vida podría provocar insomnio, o incluso ansiedad y depresión.

Consecuencias de ser muy sensible en la sociedad actual


Sin duda, la sociedad hoy día ha cambiado, y cambia drásticamente todo el tiempo. El “cambio” es una palabra que define perfectamente a la sociedad contemporánea. Quien no acepte el cambio (o la actualización, o modernización, o el amor a la novedad aunque sea por completo inútil y conduzca a derroteros inciertos) que atraviesa la sociedad, estará prácticamente condenado.

Las tendencias (la moda) se hacen cada vez más fuertes o pronunciadas, probablemente debido a la hipersocialización de las nuevas generaciones, aunque pasan también más rápido. Y las personas en su mayoría (las masas, y principalmente los jóvenes) tienden a aceptar esos cambios sea o no estén de acuerdo con ellos.

Este panorama no se pinta muy agradable a la vista de la persona altamente sensible, según lo hemos descrito más arriba. Es, por el contrario, una amenaza patente a su sentir y forma de ser.

Según la Dra. Aron, las personas que no se ajustan a las características agresivas, extrovertidas y de represión sobre las emociones sutiles, pueden sentirse ciudadanos de segunda clase. Haciendo surgir sentimientos de incomprensión, deficiencia o menosprecio.

Debido a esto, las personas altamente sensibles tienden muchas veces a desentenderse del sistema convencional, buscando la soledad, encerrándose muchas veces en un mundo personal y/o prefiriendo permanecer con un bajo perfil.

En base a estas condiciones, que cada vez más personas presentan, es sabido que existen grupos de apoyo para sustentar este estilo de vida. Por supuesto, no se trata de ver a la alta sensibilidad como un problema, sino como una característica de personalidad que implica un estilo de vida diferente. Hay que recordar que esta forma de ser no es una condición sobre la que se pueda cambiar a voluntad, aunque hay personas que erróneamente así lo creen, intentando impartir una terapia de “transformación”.

NOTA. Si el mundo se dividiera en personas sensibles y poco sensibles, sería interesante contestar a la pregunta: ¿Cual de las dos poblaciones destruiría su hábitat natural más rápidamente?


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